Žodžiai dainai: Carlos Varela. Monedas al aire. Angima Del Arbol.
No habia nadie en la calle, La Habana estaba vacia,
solo el guardia del barrio con su vieja linterna china.
Cuando se oyo un gran ruido debajo del asfalto
que se abrio en dos pedazos, mientras nacia un arbol.
Eran ramas enormes en espiral al cielo,
perdiendose en las nubes como pasa en los cuentos.
Mientras el vecindario se asomaba boquiabierto,
haciendo el comentario, pensando que no era cierto.
La negra dijo que Shango nos habia mandado el castigo
y el viejo dijo que quizas era otro invento del enemigo.
Lo cierto es que aquel arbol causo tanta sorpresa
que nadie imagino el final.
A la manana llegaron fotografos y oradores,
una muchacha de quince y un matrimonio que puso flores.
Un tipo se subio pensando que una rama llegaba a Miami,
y el barrio le grito y colgo carteles por todas partes.
La policia puso barras amarillas y luces girando
y no faltaron los turistas entre los que iban llegando.
La negra dijo que Shango nos habia mandado el castigo
y el viejo dijo que quizas era otro invento del enemigo.
Lo cierto es que aquel arbol causo tanta sorpresa
que nadie imagino el final.
Llegaron los arquitectos y los cientificos del museo,
mientras que los creyentes le daban vueltas por un deseo.
Y asi fue que se juntaron, politicos y santeros,
la puta y el miliciano, los hippies y los obreros.
Y cuando decidieron justo lo que iban a hacer con el arbol,
la misma tierra lo trago y solo quedo el espacio.
La negra dijo que Shango nos habia mandado el castigo
y el mismo viejo aseguro que era otro invento del enemigo.
Lo cierto es que aquel arbol causo tanta sorpresa
que nadie imagino el final.
No habia nadie en la calle, La Habana estaba vacia,
solo el guardia del barrio con su vieja linterna china,
iluminando el asfalto con su vieja linterna china,
solo el guardia del barrio con su vieja linterna china.
solo el guardia del barrio con su vieja linterna china.
Cuando se oyo un gran ruido debajo del asfalto
que se abrio en dos pedazos, mientras nacia un arbol.
Eran ramas enormes en espiral al cielo,
perdiendose en las nubes como pasa en los cuentos.
Mientras el vecindario se asomaba boquiabierto,
haciendo el comentario, pensando que no era cierto.
La negra dijo que Shango nos habia mandado el castigo
y el viejo dijo que quizas era otro invento del enemigo.
Lo cierto es que aquel arbol causo tanta sorpresa
que nadie imagino el final.
A la manana llegaron fotografos y oradores,
una muchacha de quince y un matrimonio que puso flores.
Un tipo se subio pensando que una rama llegaba a Miami,
y el barrio le grito y colgo carteles por todas partes.
La policia puso barras amarillas y luces girando
y no faltaron los turistas entre los que iban llegando.
La negra dijo que Shango nos habia mandado el castigo
y el viejo dijo que quizas era otro invento del enemigo.
Lo cierto es que aquel arbol causo tanta sorpresa
que nadie imagino el final.
Llegaron los arquitectos y los cientificos del museo,
mientras que los creyentes le daban vueltas por un deseo.
Y asi fue que se juntaron, politicos y santeros,
la puta y el miliciano, los hippies y los obreros.
Y cuando decidieron justo lo que iban a hacer con el arbol,
la misma tierra lo trago y solo quedo el espacio.
La negra dijo que Shango nos habia mandado el castigo
y el mismo viejo aseguro que era otro invento del enemigo.
Lo cierto es que aquel arbol causo tanta sorpresa
que nadie imagino el final.
No habia nadie en la calle, La Habana estaba vacia,
solo el guardia del barrio con su vieja linterna china,
iluminando el asfalto con su vieja linterna china,
solo el guardia del barrio con su vieja linterna china.
Monedas al aire
Varela, Carlos
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